A propósito del 47-0

Este sábado un equipo alevín de la UD Las Palmas se enfrentaba al último clasificado, la UD Las Coloradas que no había sumado ni un punto, con 147 goles encajados y sólo 12 anotados. Unas estadísticas que hace que cada gol de ‘Las Colo’ sea casi como una fiesta los pequeños del barrio costero. El partido ha levantado un gran revuelo en redes sociales en las últimas horas. La UD Las Palmas saltó al campo dispuesta a ganar, presionaba arriba y apenas dejaba que su rival saliera de su campo. Al descanso ya ganaban 24-0 y en la segunda parte casi duplicaron esa cifra hasta llegar a 47 goles en los apenas 70 minutos que dura un partido de categoría Alevín. Ha sucedido en Canarias pero esta misma temporada y en anteriores hemos asistido en la provincia de Castellón a marcadores que han superado los 10 goles de diferencia, incluso, los veinte.

Artículo de Emilio Pérez de Rozas. Publicado en varios periódicos del Grupo Zeta.

«Solo una pregunta ¿pensó ese técnico de Las Palmas en el porterito de Las Coloradas? ¿pensó en esa criaturita llegando a su casa y contándome a su mamá que le han metido 47 goles? ¿no se lo imagino entrando en el coche de su papá llorando amargamente y diciendo quiero dejar el fútbol? No, no lo hizo. Es ahí donde está el error, el desastre, la injusticia, el comportamiento inadecuado. Está en que ese técnico se creyó que ese 47-0 le proyectaría como un gran entrenador. Para escalar, solo para escalar. ¡Dios!»

Martin's Grill

Pepe Prieto, exjugador del Sevilla, exresponsable de equipos inferiores del club del Nervión y fundador, en compañía del exjugador del Espanyol, Manolo Zúñiga, de la escuela de fútbol de Sanlúcar la Mayor, asegura que todas las academias, incluso la de los clubs profesionales, tienen maneras, libros de estilo y pautas para detener esos resultados de escándalo, «aunque, a veces, sí, se nos escapen, pero nunca ¡jamás! hasta el 47-0».

Cómo impedir la goleada
«Coincido con Prieto», señala uno de los reponsables del fútbol base de La Masia, que prefiere mantenerse en el anonimato. «A nosotros, la verdad, el otro día se nos escapó, en benjamines, un 17-0, sí, y todos nos golpeamos el pecho». «Pero lo normal es que siempre lo frenemos. ¿Cómo?, bueno, primero porque sale de nustro entrenador hacerlo, les obliga a dejar de presionar, le prohíbe llegar a la portería rival sin hacer, antes, 12 o 13 pases, incluso desubicamos a los jugadores, cambiándolos de posición para que rindan menos…, pero no es fácil porque a los niños les gusta competir», añade el culé.

Competir, en esos encuentros, no es la palabra más adecuada. «Los supervisores de esas canteras saben que el mejor momento para inculcar en los niños determinados valores es cuando el encuentro se pone 8-0 a los ocho minutos. Con el 2-1 están auténticamente compitiendo y ahí es más difícil disuadirles de ciertas actitudes», señala José V. Madolell, uno de los expertos del fútbol formativo catalán, hasta hace muy poco director deportivo del Alzamora CF, con 23 equipos de cantera.

«Hace dos años, en nuestro prebenjamin, teníamos un porterito, Tomás, muy flojito, pequeño, un maravilloso niño, al que le metían muchos goles y los míos sufrían mucho. Al año siguiente, fuimos a jugar a Badalona y ya teníamos un porterito más curtido pero, mira por donde, los badaloneses tenían uno como aquel Tomás. Y nuestros chicos la tomaron con él. Recuerdo haber bajado al campo, ya con 0-5, y recordarles lo mal que lo pasaban ellos cuando el rival se aprovechaba de Tomás. Dejaron de acosar al portero del Badalona de inmediato. Los niños lo entienden todo, todo».

Prieto recuerda haber creado una Liga de formación en Andalucía en la que «al llegar al 7-0 se suprime el marcador y queda 3-0, o se impide al equipo poderoso que presione al rival, o sacas a los menos buenos…» «A veces, y eso conviene no olvidarlo, tropiezas no solo con el técnico que aspira a ser Pep Guardiola sino también con el padre ‘hooligan’, que no entiende que pares esa sangría ‘porque ellos no lo harían’. Vale, pues nosotros sí lo hacemos. Y debemos», termina diciendo Madolell.