CD San Lorenzo: El año del trabajo invisible

Artículo de Luis Solera. Director Deportivo del CD San Lorenzo Castellón

El balance deportivo que hacemos del 2020 en el CD San Lorenzo de Castellón es positivo, hemos mantenido la estructura y hemos crecido en el fútbol femenino. Por otra parte, se consigue el primer ascenso de fútbol base masculino en el club. Lo cual demuestra la línea ascendente que llevamos.

 

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Pero si nos preguntas cómo ha sido el año, 2020 ha sido es más atípico que hayamos vivido la mayoría de las personas. Aún recuerdo como si fuera ayer el último día en el campo de fútbol Parque Mérida, antes del confinamiento que estaba con padres y madres bromeando que era imposible que suspendieran la Magdalena y las Fallas (en Valencia) que el impacto económico sería devastador. Dos días después (cancelamos entrenamientos un martes por precaución) estábamos en casa, la gente hablaba de 15 días, y empezó a alargarse…hasta el punto que todos conocemos. Incertidumbre sobre lo que los iba a deparar la vida, volveríamos a jugar, que pasaría con las ligas…nadie decía nada. Era una incertidumbre brutal.

 

Desde el club empezamos a hacer retos para que las familias tuvieran un rato de ocio donde compartiéramos momentos juntos desde la distancia. La verdad que nos reímos en muchos momentos(a pesar de la tristeza que inundaba la sociedad), realizamos torneos FIFA, hicimos de todo. Hubieron regalos para que la gente se animara a participar.

 

Por parte del club, no solo estuvimos a nivel lúdico. Se realizaron llamadas individuales a cada familia para saber cómo estaban, explicarles la intención para la próxima temporada, la cancelación de torneos. Estuvimos dando un servicio individualizado.

 

Contacto semanal con los entrenadores para estar preparados en cualquier escenario. Además, empezamos a realizar directos en instagram para hablar un rato de fútbol y que la gente nos viera y sobre todo nos conociera fuera del ámbito deportivo.

 

Cuando llegó el momento de “salir” a la calle empezamos a arreglar la instalación ( 1 mes nos costó arreglar y quitar la broza), era el trabajo invisible. Nosotros optamos por finalizar la temporada, había mucha incertidumbre y preparamos un campus con todas las medidas posibles.

 

El verano fue muy “raro”, todo eran preguntas. Empezará o no empezará. Por nuestra parte teníamos toda la ropa preparada y eso la verdad que nos ayudo mucho en el comienzo de la temporada. Fuimos una de las pocas escuelas que realizamos un protocolo, manteniendo grupos estables durante 1 mes, para ver cómo avanzaba todo(la incertidumbre era Máxima). Contratamos un seguro privado, para aguantar el alta de la mutualidad por si no se empezaba…había un trabajo detrás brutal. No empezamos a jugar amistosos hasta la última semana de septiembre.

Adaptamos la zona de cafetería para que fuera “segura”

Finalizamos los entrenamientos 5-10 minutos antes, para que los equipos no se crucen. Hemos aumentado el personal que toma la temperatura cada día a cada niño para que podamos minimizar riesgos… para nosotros ha sido un año con una carga mental brutal. Nosotros además de gestionar un club con la responsabilidad que ellos conlleva, hemos tenido que adaptar la instalación para la COVID-19, siempre contando con la ayuda y siguiendo los protocolos del Patronato de Deportes.

 

A nivel económico ha sido un año muy duro para cerrar las cuentas, pero hemos conseguido llegar gracias a todas las ayudas externas(privadas y públicas). En su momento fuimos el único club de la ciudad que realizó ERTEs para que sus trabajadores pudieran seguir cobrando…repito ha sido un trabajo muy duro. Y no hace falta que diga que como club humilde que somos, contamos con poca gente realizando las gestiones.

 

Lo más positivo que saco de esta situación anómala es la capacidad de superación que tiene el ser humano ante las situaciones adversas que se le presentan.

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