FC Odisea B: Un filial peculiar que va como un tiro

Desde que el FC Odisea comenzara a rodar el balón y a tener una presencia en los medios, siempre ha alardeado del objetivo primordial de hacer de este club una familia más grande. Cuando la organización cumple tres años se hace oficial la noticia, se materializa el sueño: El FC Odisea competirá con un filial. El nacimiento de este nuevo equipo no es algo que haya que pasar por alto. La plantilla no cuenta con los típicos jugadores de regional, sino que el equipo está repleto de jugadores extranjeros que pueden dar otro aroma al futbol español.

La promesa del FC Odisea

Lejos de estancarse y hacer historia en las ligas regionales, el FC Odisea siempre ha tenido un itinerario claro a seguir. Entre sus pasos se encuentra la realidad de tener más equipos y todos ellos estar en ligas superiores. Para poder cumplir estos objetivos es necesarios unas infraestructuras profesionales y un cuerpo técnico a la altura del sueño que se quiere alcanzar. Pietro, central del equipo filial, comenta sobre las instalaciones y las sesiones de entrenamiento: “Estoy muy satisfecho. El lugar es hermoso y la intensidad siempre es muy exigente para el jugador”. Sebastián Quesada, mediocentro del equipo, destaca que el FC Odisea es un club muy bien organizado y que sabe la meta a la que quieren llegar.

Ripotenis

Aparte de las infraestructuras adecuadas y de las esclarecedoras huellas hay otros factores que jalean los incipientes éxitos del club. Un cuerpo técnico experimentado y comprometido ofrece a la compañía una profesionalidad necesaria. Y es que no es solo el conocer los secretos del fútbol, cómo tratar con futbolistas o examinar las aptitudes de cada jugador. Además de todo eso, un cuerpo técnico que se precie ha de escudriñar a cada rival, ha de planificar cada semana de la temporada intuyendo cambios drásticos y planes b que siempre ha de entrar como la última pieza de un puzle.

Quesada informa: “Me gusta el cuerpo técnico, muchos jugadores no saben español y la forma con la que explican las jugadas y las muestran es muy buena para que todos los compañeros puedan entender”. El mediocentro añade: “Obviamente el estilo de coaching es muy diferente a lo que muchos estamos acostumbrados, pero creo que nos han ayudado acoplarnos muy rápido”. Al fin y al cabo los resultados muestran esa sentencia, tres encuentros en liga, tres victorias. Nada mal para un equipo en el que los 23 jugadores se han conocido hace apenas un mes.

Es evidente que las infraestructuras, los objetivos bien definidos y un cuerpo técnico especializado y con experiencia ofrecen el caldo de cultivo óptimo para que los éxitos vayan llegando en forma de goles, victorias, avances tácticos. Sin embargo, debe de existir algo más, una forma de motivar, una especie de regalo o premio que obligue a los jugadores a estar preparados y activos en todo momento. Pues lo cierto es que no, no existe ninguna fórmula, ni ninguna oblación que se haga de rodillas y en silencio. Los jugadores pasan por cribas que desde el centro de mandos del FC Odisea se resuelve  si -tanto a nivel deportivo como a nivel personal- los jugadores pueden encajar bien en el esquema que se diseña para el futuro.

La Academia, detrás de los focos

Desde el club siempre se ha informado de los nuevos resultados, las incorporaciones, la situación del equipo en la liga, etc. Sin embargo, pocas veces se ha hablado del cambio cultural y social que han de experimentar los chicos que vienen a España a mejorar su juego. Nick Northrop habla sobre los choques que más le ha sorprendido. Y es que “la gente aquí es muy tranquila”, sentencia el delantero americano, lo cual “estresa un poco”, añade entre risas. Lo ve en el supermercado, en las peluquerías, en cualquier comercio, pero en el campo -la forma de jugar- todo es distinto, ya que “el juego aquí es más rápido”, espeta Northrop.

Aparte de la emoción de vivir nuevas situaciones, oler nuevas ciudades o ver nuevos paisajes, también hay tiempo de recordar lo que se añora. “A veces pienso en mis padres y en mi novia, que los echo de menos, pero bueno es algo normal”, informa el jugador. No debe de ser fácil perseguir un sueño a costa de dejar una vida atrás. Sin embargo, la madurez y la inteligencia suponen dos aspectos necesarios que la organización siempre tiene en cuenta para fichar a cada jugador. Northrop sabe lo que quiere y sabe lo que está dispuesta a dar. De hecho, agradece esta oportunidad de poder aprender el deporte que le gusta, puesto que “son dos estilos completamente distintos”, destaca el delantero.

El hecho de que Northrop se haya quedado impresionado con los conceptos de buscar el espacio o el mantener la posesión no es un caso inusual. Pietro también expone las mismas inquietudes. “El ritmo del juego es mucho más rápido y, por lo tanto, requiere una mayor superioridad técnica para mantenerse al día”, profundiza el central. Además, el futbolista añade: “Ha sido muy útil para mejorar mi velocidad de juego y mis habilidades técnicas”. Lejos de lo que la famosa picardía española puede ofrecer al futbol, el repaso de las jugadas y los ejercicios en cada entrenamiento poco a poco se van interiorizando en las piernas y las mentes de cada jugador.

El resultado de toda esta ecuación se materializa en un futbol americano con pinceladas de futbol de toque. Al final de la tercera jornada el equipo filial ya se asemeja al primer equipo, guardando las distancias. A decir verdad, la idea ya está clara para cada componente del equipo, pasar de un futbol físico a uno donde la clase y la técnica impere. Al fin y al cabo todos son conscientes que todavía falta mucho. No obstante, sino se empieza nunca se acaba. Avanzar es necesario y “se nota mejora en los entrenamientos, ya no somos 23 jugadores, ahora somos un equipo”, concluye Northrop.

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