Pandemia y fútbol base

Artículo Gonzalo Vadell Llanes. Abogado. DOMINGO MONFORTE Abogados Asociados. En exclusiva para Castellón Base y Valencia Base.

Síntesis: Se sitúan las reflexiones ante la hipótesis de suspensión de las competiciones como consecuencia de la permanencia de riesgo contra la salud, que ha llevado a la declaración del estado excepcional de alarma y sucesivas medidas para garantizar la salud y evitar focos de contagio. Gravitando la visión sobre los valores y objetivos del deporte base.

Como hemos visto, la situación de pandemia que estamos sufriendo en la actualidad está afectando a todos los ámbitos de nuestra vida y, por tanto, también al deporte base, siendo a día de hoy muchas las incógnitas que se están generando a su alrededor.

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El fútbol base se corresponde con el deporte formativo, en donde los protagonistas son niños y jóvenes deportistas, cuyo objetivo principal es que el jugador siga siendo jugador al año siguiente y se le transmitan los valores del deporte. Se pretende que se integre en el mundo deportivo y que aprenda a valorar el significado del esfuerzo con un fin, aprendiendo, sobre todo, a divertirse.

La Comisión Delegada de la Asamblea de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) aprobó el pasado lunes día 23 de marzo la suspensión de todas las competiciones de fútbol no profesional y de ámbito estatal hasta que las autoridades competentes del Gobierno consideren que se pueden reanudar cuando ello no suponga ningún riesgo para la salud de los deportistas, cuerpo técnicos y público en general.

Es por ello que la Federación de Fútbol de Comunidad Valenciana (FFCV) ha acordado suspender todas las competiciones de manera indefinida y así lo comunicó su Junta Directiva mediante un comunicado el pasado 24 de marzo.

El Reglamento General de la RFEF en su artículo 188 prevé esta posibilidad al establecer que: “En caso de fuerza mayor o circunstancias excepcionales, la RFEF podrá suspender total o parcialmente las competiciones”. Pero ni este Código ni ningún otro establece cuál será el modo de resolver una competición no concluida por causa, como es el caso, de fuerza mayor. No está regulado ni existe previsión alguna de cómo habría que resolver el campeonato: otorgar títulos, organizar cómo quedan ascensos y descensos… lo que conlleva incertidumbre y confusión en lo deportivo y quebrantos graves en los aspectos económicos.

En estas reflexiones pretendo adentrarme en una valoración de las  posibles consecuencias en relación a la propia competición en el caso de que la situación de crisis sanitaria no se pueda controlar a tiempo, o que no se tuvieran medidas terapéuticas para un adecuado tratamiento que obligaran a seguir manteniendo medidas que evitaran la concentración en torno al deporte y obligara a los órganos deportivos a suspender de manera definitiva la presente temporada. Reservándome para un análisis posterior los efectos e impacto económico que va a representar en todos los clubs, pero con mucha más dureza en los clubs más modestos que no podrán atender la factura salarial de sus jugadores, con gastos fijos de explotación como el arrendamiento de instalaciones deportivas y otros muchos gastos que quedarán bloqueados de ingreso y sin posibilidad de pago una vez se agoten las reservas y no se logren aportaciones de mera liberalidad de sus socios y simpatizantes.

Existe la posibilidad -yo diría la deseable ilusión-  de que la situación sanitaria sea controlada a tiempo y se modifique el calendario de la competición, adaptándolo a las necesidades de la misma haciendo posible que este se extienda, disputándose todas las jornadas restantes y no afectando a la integridad de la competición. Así lo permite el Reglamento General de la FFCV en su artículo 243 al establecer que: “En casos de fuerza mayor o circunstancias excepcionales, la Federación podrá anticipar el comienzo de la temporada oficial de juego o prorrogarla, de acuerdo con la Asamblea General, dando cuenta de tal resolución a la Real Federación Española de Fútbol”.

Pero al mismo tiempo, ante la dificultad de finalizar las competiciones, y teniendo en cuenta cuál es la razón de ser del deporte base y su vinculación a la edad escolar, resulta probable que se tengan que suspender de manera definitiva, y ello nos obliga a preguntarnos qué pasará con las competiciones, ¿Quién será campeón? ¿Habrá ascensos y descensos?

Entiendo que son tres los escenarios posibles sobre los que los órganos deportivos tienen que dar una solución al conflicto.

En primer lugar, existe la posibilidad de que se ponga fin a las ligas tal y como están, es decir, finalizando la temporada y congelando la clasificación justo en el momento en el que se decidió suspender la competición, tratando campeonatos, ascensos y descensos del mismo modo que si la competición se hubiera terminado por completo y éste hubiera sido el resultado final.

En segundo lugar, se podría dar por buena única y exclusivamente la primera vuelta, en este caso, todos los equipos habrán jugado entre ellos una sola vez y  descienden y ascienden los que quedaron en esos puestos a mitad de temporada.

Y en tercer lugar, existe la posibilidad de que la temporada quede nula, por lo que no habría campeones y tampoco ascensos ni descensos, de forma que se puede declarar que la temporada no ha tenido lugar, haciendo como si nada hubiera pasado y que la próxima campaña comience con los mismos equipos que al comienzo de esta temporada se encontraban en cada categoría. No habría ni campeones, ni ascensos ni descensos.

Cuando se estudien las diferentes alternativas posibles se habrán de valorar también las consecuencias de cada una de ellas y a partir de ahí tomar la decisión que los órganos rectores del deporte base entiendan que es la mejor para el buen transcurso del mismo, y siendo inevitable que se decida lo que se decida siempre habrá algún club que pueda salir perjudicado y que no apoyará la decisión. Será imposible contentar a todos.

Es por ello que me parece importante recordar cuál es el fundamento y realidad de estas competiciones: los jugadores de estas categorías, sean cuales sean sus cualidades no dejan de ser niños y adolescentes, debiendo prevalecer que éstos se diviertan con el deporte, que se transmitan valores como el trabajo en equipo, cooperación, liderazgo, disciplina, compromiso, afán de superación, logro, éxito, puntualidad…. Y dentro de todo esto, es de especial relevancia entender que hay un interés común a todos los ciudadanos que ha de ser superior al interés deportivo.

Por todo ello, y esta es mi conclusión, debemos transmitir también al deporte base el esfuerzo que está haciendo nuestra sociedad por salir de la situación en la que estamos, debemos transmitir que hay cosas más importantes que la propia competición y de lo que de ella deriva, que hay cosas más transcendentes que un campeonato y que un ascenso, y que los deportistas y en general el mundo del deporte de base debe buscar en esto el mostrar el valor más importante y noble del deporte de la condición humana: la solidaridad.

 

 

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