Una responsabilidad de todos que el balón vuelva a rodar

Ayer durante el confinamiento familiar autoimpuesto llegó a mis manos un artículo de La Vanguardia sobre el origen de los contagios de COVID, basados en datos del Departament de Salut de la Generalitat Catalana.

En dicho artículo se indica que el hogar es el lugar donde más personas se han contagiado: el 70%, según los datos recogidos entre octubre y finales de diciembre. De estas personas, en el 56% de los casos tienen su causa directa en algún miembro de la casa que resultó contagiado en una comida, cena o algún otro tipo de actividad social.

Solo que esos encuentros se llevaran a cabo con distancia, en número reducido y usando la mascarilla todo lo posible, se evitarían buena parte de ese 56% de contagios”  asegura en el artículo el subdirector de Vigilancia Epidemiológica, Jacobo Mendioroz

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La actividad escolar, sobre todo institutos y escuelas primarias, se relaciona con el 5% de la transmisión. “La prevención en estos espacios ha funcionado muy bien. Es difícil reducir más el riesgo”, indica el epidemiólogo.

En dicho informe en ningún caso se indica que el deporte sea causa del contagio.

Hoy en día en tiempos de COVID, para los niños, en la mayoría de casos, el partido de liga del fin de semana es su único momento de diversión fuera del ámbito escolar y el hogar. Nos viene bien cómo forma de salir de casa sabiendo que nos vamos a encontrar con muchas limitaciones en nuestros movimientos. Pero es más necesario e, incluso, ordenado que si nos vamos a la plaza del pueblo o al parque de la ciudad.

Es una evidencia que nos encontramos ante una situación muy grave derivada por una pandemia que está causando millones de muertes en todo el mundo pero debemos ofrecer respuestas que no sean sólo prohibiciones. Prohibiciones, además, que se han demostrado cortoplacistas e inútiles a la hora de doblegar las curvas cuando otras más necesarias como el riguroso control de fronteras no se han adoptado.

Volviendo al deporte, sobre todo en categorías alevín, benjamín y prebenjamín los niños no hacen vida fuera de su hogar sin presencia de un progenitor. Son los padres, los que llevan al niño al colegio, a la academia de inglés, a música, a baile, a practicar deporte, a cualquiera de la actividades extraescolares que el niño realiza fuera del ámbito escolar.

Se ha demostrado la responsabilidad de los clubs, desde el mes de junio se están realizando actividades organizadas por los clubs, campus, tecnificación, entrenamientos partidos, siguiendo unos protocolos autorizados por la Conselleria, sin apenas casos conocidos.

Posiblemente, desde la Conselleria de Sanitat se intente evitar reuniones sociales en bares u otros lugares, que puedan originarse después de los partidos de fin de semana y/o el trasiego de personas de una localidad a otra. Suspender el Fútbol 8 y no el Fútbol 11 desde el Diari Oficial de la Comunitat viene motivado por la necesidad de evitar concentración de personas.

La competición de fútbol 8 y fútbol 11 paró con las fiestas navideñas y quitando las categorías juveniles Liga Nacional y División de Honor, no se ha vuelto a jugar una jornada completa. Sin embargo, los casos y contagios no paran de crecer vertiginosamente desde hace tres semanas, sin que el fútbol o el deporte pueda ser la causa de los mismos.

Bien es cierto, que la situación actual de contagios descontrolados, sea aconsejable parar como bien ha hecho la FFCV, pero según el estudio parece claro donde se generan los contagios. La FFCV ha hecho un ejercicio de responsabilidad y solidaridad con quien lo pasa mal conscientes de que se estaba jugando al fútbol en campos cercanos a hospitales donde hay gente que se debate entre la vida y la muerte.

La suspensión “voluntaria” de la FFCV hasta el 31 de enero en Fútbol 11 también es consecuencia por el cierre de muchas instalaciones deportivas por orden de los ayuntamientos que en muchos casos han puesto a bibliotecas y otros espacios públicos cerrados al mismo nivel que un campo de fútbol abierto. Aún así, cabe reconocer en el caso del Ayuntamiento de Castelló, por citar un ejemplo, que ha tenido el acierto de exceptuar el deporte federado para poder seguir entrenando delegando en los clubs la responsabilidad de su organización.

Salvador Gomar, presidente de la FFCV echaba en falta la implicación de la Conselleria d’Educació, Cultura i Esport con las federaciones y con el deporte, no ha tenido ningún contacto con él.

Posiblemente, si la buena labor realizada por la Conselleria de Vicent Marzà en los colegios e institutos, se hubiese extendido intentado implicarse con Federaciones y clubs, hubiera resultado más positiva para que los niños y jóvenes pudieran seguir practicando deporte.

La actividad deportiva federada en edad escolar e infantil, así como por extensión al resto de los niveles, debería haber contado con un mayor respaldo institucional a la hora de adoptar decisiones desde la Generalitat de manera más coordinada. Y ya no digo nada del Consejo Superior de Deportes que en los inicios de la pandemia delimitaba según fases las opciones de la práctica del deporte pero que tanto en la segunda ola como en la tercera ola, quizá por las consecuencias de no estar en un Estado de Alarma, no ha intervenido para homogeneizar las decisiones de las distintas federaciones y gobiernos autonómicos en el fomento del deporte y desarrollo de las distintas competiciones.

Pero todo esto (la reanudación de la competición liguera), no se podrá solucionar si no asumimos cada uno nuestra responsabilidad. Hablamos de vacunas y confinamientos colectivos, pero al final, si cada familiar de los 90.000 jugadores con licencia federativa en la Comunitat Valenciana fuese responsable de sus actos siguiendo las normas básicas de prevención daríamos un paso importante para volver de nuevo a ver partidos a partir del 31 de enero.

Y si es necesario con todas las limitaciones necesarias, como la de un acompañante por jugador.

Pero, por favor, que el ruede el balón.

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