La irrupción del Covid-19 nos ha convertido más que nunca en individuos sometidos a unas normas que cumplir para preservar nuestra salud. La estrategia es minimizar el riesgo y para ello se cuidan todos los detalles. La colectividad, teòricament, sala ganando con un exceso de protocolos y normativas que en algunos casos desde la parcela privada que puede ser un club todavía es aún más estricta en cuanto a movimientos y relaciones entre personal del mismo afectando, especialment, al “contacto” con jugadores y familiares. En un claro ejercicio de responsabilidad, los clubs van más allá de la Federación o la propia Generalitat. Incluso como ha hecho el Ajuntament de Castelló que ha prohibido que haya público en las gradas.
El Vila-real CF, fiel club de La Liga, a sus normas y directrices, ha establecido unas severas normas de cumplimiento. Ya no sólo la prohibición a los padres de asistir a los entrenamientos o, fins i tot, la realización de PCRs a todos sus técnicos. El mero hecho de acudir a por la ropa oficial del club se ha convertido en un ejemplo de qué la entidad grogueta va a activar esta temporada para evitar los contagios.
Desde esta misma semana, el Villarreal CF comenzará a repartir la ropa oficial entre sus jugadores. Y lo harán a modo McAuto, siguiendo una ruta de entrada y salida sin contacto con nadie. Los padres deberán pasar en una franja horaria previamente establecida por el aparcamiento de la Ciudad Deportiva Miralcamp y sin bajarse del vehículo tendrán que acudir a un stand habilitado por equipo –un máximo de cinco al día- donde se les entregará el pack de ropa. Los padres han recibido el correspondiente mensaje donde, de moment, a més, se les advierte que en los primeros entrenamientos los jugadores deberán acudir cambiados de casa ya que tampoco podrán ducharse en los vestuarios. Está claro que la precaución y prevención serán las notas dominantes de esta temporada que esperemos que se inicie aunque en sea en un mar lleno de normativas.