Sería una pregunta fácil de responder para cualquiera si no fuera porque quien te la hace es un niño que pertenece, encara, al club con el que la pasada temporada 2017-2018 ganó la liga después de luchar, aprender, gaudir, llorar y correr hasta donde sus fuerzas se lo permitieron. Triste final a un esfuerzo y una competición que quiere transmitir valores, entre d'altres, de superación, lliurament, compañerismo y COMPROMISO, el cual se supone a todo mandatario que representa a tantos deportistas desinteresados y con un único apego que no es otro que el de disfrutar y ser felices.
Felicidad truncada por no se sabe quién, por eso de este artículo, para que alguien en la Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana, mejor si es padre, le de respuesta; respuesta que llegará a 25 clubs o mejor dicho a los 375 nens que la temporada anterior participaron en competiciones de fútbol 8 de Castellón y no pudieron disfrutar de ese minuto de gloria que nunca se les niega a los que hacen de este deporte un negocio.
Después de luchar, pugnar, afanarse, trabajar, bregar, desvelarse, fatigarse, desvivirse, esmerarse, intentar, procurar, matinar, viajar, obedecer y entrenar no han visto, (esperemos que su sueño se haga realidad), recompensado su trabajo con un reconocimiento que en cualquier sociedad y mucho más en la que actualmente nos desenvolvemos, premia el esfuerzo del mejor, pero que en nuestro país, en nuestra comunidad, parece que nuestras instituciones se empeñan en liquidar. Una máxima, doctrina o valor, la del esfuerzo, que tanto padres como clubs intentamos inculcar a nuestros hijos y jugadores, ¡que paradigma que los máximos mandatarios de su deporte favorito se encarguen de disuadir y contradecir!, señores son ustedes los primeros que deben dar ejemplo, pues igual que se les ha premiado con la elección al frente del máximo organismo del fútbol valenciano, por el trabajo, su trabajo bien hecho, ahora les toca hacer lo mismo con los niños que en un futuro próximo les relevarán en sus cargos, nuestros cargos.
Yo de momento y aprovechando las virtudes de las fechas que acabamos de transitar, de las que hubiéramos esperado un gesto de generosidad, apelo a la imaginación, a la esperanza y mediante esta misiva me traslado a su mundo, el de nuestros niños, y epistolarmente acudo a la ayuda de MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR para que estas navidades hayan iluminado a Salvador, Joan Antoni, Enrique o Jordi entre otros, presidente y vicepresidentes respectivamente de la FFCV y organicen la ceremonia que hasta el pasado año y desde que este humilde escribiente está transitando por los campos de fútbo castellonenses nunca dejó de celebrarse, hasta entonces nuestros niños mantendrán la ilusión de poder levantar la copa que debería brillar en las vitrinas de sus equipos, la copa del esfuerzo y del compromiso, en definitiva SU COPA.
Un padre y seguidor del fútbol base en general.
