Recibí con gratitud la invitación de la Fundació Albinegra para asistir a la Gala del Centenario del CD Castellón. Me considero un aficionado, digamos que habitual en Castalia y que siente los colores, pero que no saca pecho cuando logramos el ascenso a Segunda A con selfies y otras demostraciones de albinegrismo acérrimo. Con cariño recuerdo momentos que he pasado y retendré en la memoria porque lo viví en persona como fue el ascenso en Burgos a Primera, el último a esta categoría. Pero como he dicho, me siento uno más, para sumar y hacer grande esta afición que mayoritariamente desapareció cuando el equipo estuvo en Tercera y que ahora ha despertado cuando el equipo se ha asomado de nuevo al fútbol profesional.
Me defraudó la Gala. No por la puesta en escena, muy «modo Castellón». Me decepcionó no escuchar palabra alguna sobre el presente inmediato o futuro del club. Sólo hubo palabras de ánimo como «ascenso» después de venir de un 1-3 en Castalia. Por supuesto que se trata de un tropiezo y puede enderezarse la situación. Pero ya no habló de las gestas deportivas que por supuesto son necesarias para consolidar y ganar categorías sino de las acciones y decisiones que debe acometer y adoptar el club para que no ocurra lo de la temporada pasada, un descenso exprés.
Montesinos, quizá, fue el más sincero de los intervinientes. El presidente habla con el corazón. Dio claves sobre los motivos que le indujeron a acceder a la presidencia, entre ellos, el apoyo familiar para poner capital. Pero, sinceramente, no estuvo a la altura cuando en momentos actuales se le debe exigir anuncios que necesita esta entidad como es la construcción de su Ciudad Deportiva, quizá, más importante si cabe, que un ascenso a Segunda A. Montesinos adujo a falta de apoyos privados e institucionales a propósito del contrato de la Ciudad Deportiva FACSA pero lo bien es cierto es que el CD Castellón dejó hecho un solar unas instalaciones que hoy son una maravilla. Y ya no hablo de la deuda contraída con la empresa titular de las instalaciones. Ayer, delante de mil personas, está claro que el CD Castellón no va a contar en breve con una Ciudad Deportiva propia más allá de la dispersión de sus equipos por las instalaciones municipales. Un club centenario no puede carecer de una casa propia para sus jóvenes valores, integrados en equipos cuyos entrenadores ni se conocen.
De las autoridades, en este caso, mejor no hablar. La alcaldesa Amparo Marco, ni una palabra sobre la Ciudad Deportiva. Sólo que una de sus primeras decisiones fue negar un acto vinculado al Villarreal CF en la plaza Mayor. El «hooliganismo» se demuestra con otras decisiones. Sobre el resto de intervinientes, ni comentar. Sólo que el presidente de la Diputación era socio de Torre, el máximo directivo de la FFCV es del Valencia CF y que Ximo Puig, en un discurso sin gazapos históricos preparado por su asesor, anunció la concesión de la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana al CD Castellón el próximo 9 de octubre.
En fin, salí con la imagen de la final de Copa, Basilio, Planelles, Clarés. Soy de la generación que recita de memoria el once inicial de aquel CD Castellón-Rayo 2-0 en 1981 que supuso el ascenso a Primera. Y es que este CD Castellón, por desgracia, y más en los tiempos del fútbol moderno, sigue viviendo del pasado, de las fotos y las anécdotas como nos recordaron los presentes. Es hora ya de una vez por todas de un presente con decisiones para un futuro mejor incluso que el pasado.
Víctor Mut. Director Castellón Base
