No podemos prescindir del deporte infantil

Hace algunos días la RFEF nos sorprendía llamando a consultas a sus territoriales para pedirles opinión sobre la posibilidad de retrasar el comienzo de las ligas no profesionales hasta principios de 2021. Todo esto amparado en la intención de preservar la salud de sus federados, en teoría al menos, ya que si analizamos bien la situación no está tan claro que una decisión así fuera muy beneficiosa para la salud de muchos de los federados no profesionales.

 

En primer lugar, hablemos de aquellos que no están catalogados como profesionales, pero que sin embargo, viven única y exclusivamente de los emolumentos económicos que les pagan sus clubes. Hablamos de la segunda división «B» una competición dura y difícil que cada vez requiere a sus participantes de más dedicación, cosa que significa disponer de menos tiempo para ejercer otra actividad profesional. Aún así, estos no se consideran «futbolistas profesionales». ¿Alguien ha calibrado el descalabro económico que supondría para los clubes de 2a «B» no empezar su actividad hasta 2021? ¿Y todos los sectores económicos que van detrás? Fisioterapeutas, diseñadores, fábricas textiles, etc. ¿Es que estos sectores tienen menos derecho que otros a ganarse la vida? Hemos visto como locales de ocio en los que se han generado brotes de covid-19 han podido reabrir sin mayores problemas, aunque finalmente a partir de hoy obligan a cerrar a todos los locales de ocio nocturno. Aún así, yo me pregunto ¿De verdad las razones son sanitarias?¿O hay otras razones de fondo? Yo la verdad, no lo entiendo.

Deporte Base

 

Pero es que si vamos bajando categorías, nos encontramos con el fútbol formativo, que parece ser que en una sociedad cada vez más sedentaria y con mayores índices de obesidad infantil y diabetes tempranas, (enfermedades en las que nuestro país ya está por delante incluso de esa gran potencia mundial en comida rápida que es EEUU), es una actividad de la que se puede prescindir. Como si en un partido de fútbol base se fueran a aglomerar cientos de personas. Pues no señores, no podemos prescindir del deporte infantil, es más deberíamos considerarlo de vital importancia. Habría que evaluar la repercusión que representaría un parón como el propuesto en el abandono deportivo. Ahora bien,  no seríamos realistas si no reconociéramos que la situación no es fácil, y que las características de la pandemia que estamos viviendo la revisten de extrema complejidad, pero no es menos cierto que con esfuerzo por parte de todos los implicados se puede conseguir realizar las actividades que se quiera, respetando unas normas y con un mínimo de civismo y de consciencia no tendrían porque quedarse sin fútbol ni sin ningún otro deporte, tanto los niños como los menos niños. Afortunadamente, parece ser que por el momento han ganado la partida los que están por la labor de comenzar la competición en las fechas previstas, como es el caso de nuestra FFCV, esperemos que finalmente se haga realidad.

Artículo de nuestro colaborador, Sergio Farrè Robador.

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