Carta de despedida de la familia Llaneza-Carceller

Hoy despedimos a un buen padre, cariñoso, orgulloso de sus hijos y que ha hecho lo indecible por darnos todo lo material e inmaterial que ha podido. Despedimos también a un abuelo presumido de los logros de sus nietos y consentidor, como debe ser. A un buen hermano, un gran cuñado, un suegro increíble, un primo que ha sido más que primo, un tío que ha sido nexo y unión de esta familia. El pilar de los Llaneza-Carceller y líder de nuestras reuniones.

Para muchísimas personas hoy se va un amigo y compañero extraordinario, porque, si algo ha sabido hacer José Manuel en sus 74 años de vida, es cultivar la amistad y ayudar todo lo que ha podido y más a las personas que le han rodeado y que han tenido la inmensa suerte de compartir momentos a su lado.

Hoy el fútbol pierde a un directivo carismático, trabajador incansable, cercano. Alguien que ha sabido gestionar a las personas con su carácter inigualable y que disfrutó con entusiasmo de los logros de su amado Villarreal.

Deporte Base

Hoy la ciudad de Vila-real pierde a uno de sus embajadores, que ha llevado su nombre por todo el mundo y al que se le llenaba la boca de elogios hablando de su equipo y de la ciudad que lo acogió durante casi 30 años.

Su familia nos sentimos inmensamente felices y agradecidos de los miles de reconocimientos que le otorgaron en vida, como el apoyo de los aficionados del equipo cuando le diagnosticaron leucemia o la medalla de oro de la ciudad de Vila-real recibida el pasado mes de mayo. También del gran reconocimiento póstumo que ayer nos anunció el presidente Fernando Roig y es que la ciudad deportiva pasará a llevar el nombre de José Manuel Llaneza.

Hoy el mundo es un poquito peor, porque se lleva una persona bondadosa, generosa, amable, valiente, honesta, leal, noble, luchadora, llena de vida y vitalidad. Un carácter especial e inigualable.

Tus hijos vamos a dedicar nuestra vida a honrarte a ti y a mamá, intentando cada día ser mejores personas y haciendo de los valores que nos habéis inculcado en vida nuestra bandera, para que os sintáis orgullosos de nosotros. Os recordaremos todos los días y, aunque ahora duela mucho, trataremos de hacerlo con una gran sonrisa porque nos sentimos satisfechos y felices de los años que hemos vivido con vosotros. Habéis sido un ejemplo de cómo vivir la vida: disfrutando de los momentos felices que habéis tenido y asumiendo las adversidades con valentía y fortaleza.

Papá, te habrás reencontrado ya con el amor de tu vida. Después de 50 años de convivencia no sabías vivir sin ella, y de broma, aquí todos decimos que te habrá caído una bronca por haber ido tan pronto a buscarla. Aunque en el fondo sabemos que ella tampoco sabía vivir sin ti.

Te queremos papá, has marcado a tanta gente que serás eterno, porque nunca serás olvidado.

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